Tuve la suerte de entrevistar a Leticia Robles mamá de Ricardo Adair Coronel, quien es un joven de 26 años que tiene Síndrome de Asperger, que vive independiente y trabaja como auxiliar en la bibloteca del Museo Soumaya. Leticia está muy orgullosa de los logros de su hijo, quien ha salido adelante gracias a su propio empeño y esfuerzo.
Hoy Leticia nos habla de cómo se reforzó su confianza en Ricardo cuando se atrevió a impugnar legalmente una decisión que ellos, sus padres, habían tomado para protegerlo.
¿Cómo y en qué circunstancia decidieron hacer un juicio de interdicción sobre su hijo?
Todo empezó cuando nos invitaron a una conferencia sobre “Como proteger a nuestros hijos con discapacidad en su mayoría de edad”. Ahí fue donde oimos por vez primera el término “Juicio de Interdicción”. La abogada que dio la plática fue muy convincente.
Explicó que era la única manera segura de protegerlos ante la sociedad, para que nadie les haga daño, extorsione, o los manipule para hacerlos delinquir. Es una forma, dijo, de proteger sus derechos y bienes, y se hace necesario cuando ellos no tienen la capacidad intelectual de tomar decisiones por sí mismos, sobre su vida y su patrimonio, por eso se les asigna la figura de un tutor. En ese momento nosotros pensábamos que Ricardo no era capaz de tomar decisiones.
Fue una decisión difícil; significó dar por sentado que las limitaciones de Ricardo no cambiarían. Y un gran error de nuestra parte, el confiar totalmente en esa abogada sin consultarlo. Procedimos a dar el paso, quitándole a nuestro hijo su derecho como persona jurídica
¿Cómo se sintieron ustedes cuando Ricardo impugnó la decisión que ustedes tomaron pensando en su bienestar?
Lo apoyamos en su decisión. Por ese entonces, Ricardo empezó a asistir a CONFE (Confederación Mexicana de Organizaciones a favor de la Persona con Discapacidad Intelectual, A.C.), y una de las clases a las que se inscribió fue de autogestores. En esa clase, les hablaron de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (ONU), donde se señala que cada persona con discapacidad deberá contar con los apoyos específicos que requiera para tomar decisiones. Les explicaron que aún cuando ellos tengan limitaciones en algunas áreas de su vida, tienen todo el derecho a tomar decisiones por sí mismos. De todos los chicos que tomaron esa clase, Ricardo fue el único que se le acercó al maestro y le preguntó: “Y eso, ¿Se puede quitar?”. Le contestó que difícilmente, pero había que luchar para hacerlo.
Al mismo tiempo, nosotros tomamos un curso de autodeterminación, en donde aprendimos a ver la discapacidad de Ricardo de diferente manera. Nos dimos cuenta que lo sobreprotegíamos, y eso le hacía daño en su independencia; que no lo dejábamos decidir por él mismo, y que lo mejor que podíamos hacer por él, era empoderarlo.
Por eso, cuando nos comunicó su decisión de que quería impugnar el juicio de interdicción, estuvimos con él y decidimos apoyarlo.
¿En dónde se encuentran en este momento en el proceso de apelación?
Se inició el proceso de apelación en junio de 2011, y en estos momentos estamos esperando la última resolución, ya que La Suprema Corte de Justicia, mandó una carta con diez recomendaciones sobre Ricardo, a considerar por el juez. Para poderlas contestar, el Juez necesita entrevistarse con todas aquellas instituciones en las que Ricardo estudió o trabaja.
Hemos logrado, que las presentaciones ante el juez, sean en un lenguaje accesible para Ricardo, es decir que las pueda comprender sin necesidad de que otro se las explique.
El abogado, nos dijo claramente que va a ser imposible que gane, pero lo que si vamos a poder lograr es que los juicios de interdicción sean como trajes a la medida, hechos en función de las necesidades de cada persona.
Queremos que la sentencia indique en qué casos deben de ser apoyados las personas con discapacidad intelectual, es decir, en el caso de Ricardo necesitará apoyo a la hora de rentar o vender una casa o departamento, cuando requiera elegir dónde invertir su dinero, o cuál es el coche indicado para comprar, etc. Pero no en su derecho al voto, a decidir dónde quiere trabajar, si quiere seguir estudiando, o con quién elige relacionarse.
¿Ha cambiado la visión que tienes de Ricardo por su actuación?
Estamos muy orgullosos de él. Aprendimos que una cosa es apoyarlo y otra cosa muy diferente es decidir por él. Nos costó mucho trabajo entenderlo, pero hoy por hoy, estamos unidos a la causa de Ricardo, y aunque mucha gente no nos entienda, estamos más tranquilos. Sabemos que cuando nosotros ya no estemos Ricardo va a valerse por sí mismo, sin necesidad de su hermano u otro pariente. Nos ha demostrado que puede tomar el control de su vida y es responsable de las decisiones que toma.
¿Qué le recomiendas a otras familias que están utilizando este recurso?
A través de otras instituciones, mi marido y yo, hemos sido llamados para platicar con otros padres que están en las mismas circunstancias que nosotros, o que están a punto de dar el paso. Les explicamos claramente qué es, a qué se atienen, y que una vez dado el paso es imposible dar marcha atrás. La mayoría de las veces, los papás queremos asegurarles, a como dé lugar, el futuro económico a nuestros hijos vulnerables, y se nos olvidan otros factores igual de relevantes. Actualmente existen otros recursos para que nuestros hijos tengan asegurado su futuro.
Hay que buscar todas las alternativas y sobre todo conocer a fondo a nuestros hijos. Además es necesario hacernos una autoevaluación, porque resulta que muchas veces los padres actuamos no por ellos sino por nuestra propia tranquilidad, y eso está mal.