“Soy una mujer en total plenitud, mi vida sexual ha sido satisfactoria aun con discapacidad”

Mi nombre es Verónica Mondragón, tengo 38 años y adquirí una discapacidad a los 6 años diagnosticada como lesión medular a nivel T7.

Pasaron varios años para poder adaptarme a mi nueva vida, presentándose miles de dificultades y retos, los cuales puede superar con ayuda y apoyo de mis padres. En ese entonces pensaba que nunca podría llevar una vida como cualquier persona regular, sin embargo he logrado todo lo que me he propuesto, soy totalmente independiente y autónoma, me desarrollo con éxito en el ámbito laboral, como mujer y como madre.

Como lo mencionaba me he desarrollado como mujer en total plenitud, mi vida sexual ha sido bastante satisfactoria aun con mi condición, pues no por presentar una discapacidad quiere decir que no puedes disfrutar y tener una vida sexual plena, me he enfrentado con amistades, conocidos o incluso con mis parejas, que piensan que por tener una discapacidad no eres capaz de tener vida sexual, piensan que no puedes o que te pueden lastimar o incluso que es imposible, lamentablemente no hay el conocimiento adecuado.

Para obtener una vida sexual plena es importante que tengas la perfecta comunicación con tu pareja para poder disfrutarlo al máximo, mencionarle lo que te gusta, si te lastima o simplemente hacerle ver que lo único que no puedes hacer es caminar y que eres como cualquier mujer.

Tuve la fortuna de embarazarme a los 28 años; lamentablemente el padre no quiso hacerse responsable de la situación; yo tomé la decisión de tener a mi bebé con muchos miedos sobre cómo le haría para sacarlo a delante, sin embargo me encontré con mucha gente que me apoyó, sobre todo mi familia.

Fueron momentos muy complicados, pues no es nada fácil estar embarazada con una lesión medular, en varias ocasiones estuve en el hospital por presentar amenazas de aborto, sin embargo ese bebé quería nacer y se aferró a mí para alegrarme la vida.

Me topé con gente que veía como algo extraordinario que una mujer con discapacidad tuviera las agallas de tener un bebé y otras que me decían: “Aborta, tú no estás para tener un hijo”, incluso un doctor del IMSS me regañó diciéndome: “Eres una inconsciente, ¿cómo te atreves a embarazarte?, ¿qué no ves tu condición?”.

Ahora mi hijo tiene casi 10 años y es la razón de mi vida, el que me da la fuerza para salir adelante y seguir luchando día con día.

El jamás se ha avergonzado de mí, por lo contrario, me dice que está orgulloso de mi por todo lo que he luchado por sacarlo adelante, que yo hago lo que muchas madres estando sin ningún problema no hacen por sus hijos.

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