No me gusta que me llamen persona con discapacidad, simplemente soy Sergio

Sergio es parte del Programa Vida Independiente de Fundación Inclúyeme y vive en uno de los departamentos con tres compañeros más. Su facilitadora Alma Díaz, quien lo guía en actividades cotidianas, educativas y laborales, lo entrevistó acerca de expresiones incluyentes. Lo primero que comentó es que no le agrada que antepongan la discapacidad a su nombre, le incomoda que hagan referencia a su condición.

“En la primaria, un niño siempre me repetía que yo era lento, ese comentario era negativo y me afectaba. En la adolescencia yo era más rebelde y me enojaba que siempre hacían referencia a mi discapacidad intelectual, me frustraba porque todo el tiempo me lo recordaban y yo lo veía como ofensa”, comentó Sergio.

“Ahora que soy un adulto, ya no me molesta tanto, pero prefiero que solo me digan Sergio sin importar la condición que tengo. Yo nunca he escuchado a nadie referirse a las personas con autismo con atributos positivos. Actualmente, por la forma de mi cabeza y mi cuerpo a veces me dicen Franki, pero yo siento que esto es de onda y de broma entre amigos”.

Sergio manifiesta que, para él, un lenguaje incluyente es de todos los días y es el respeto que tiene la gente al comunicarse con personas que tienen algún tipo de discapacidad, por ejemplo, a las Personas con Discapacidad Motriz se les dice paralíticos o inválidos y a las Personas con Discapacidad Intelectual, se hace referencia a retrasados, tontos, inútiles, lentos… A quienes tenemos Autismo, se nos dice locos, porque vamos al psiquiatra y tenemos dificultades para comunicarnos, interpretar y relacionarnos.

Alma Díaz, quien es facilitadora del Programa Vida Independiente de Fundación Inclúyeme, nos comentó que las terminologías discriminatorias, ofensivas, burlonas y de menosprecios han estado presentes a lo largo de la historia. Por la forma de mirar la discapacidad, se ha marcado segregación, exclusión y discriminación.

Afortunadamente, hoy el Modelo Social de la Discapacidad desde la Convención de los Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad, marca un enfoque de igualdad de condiciones ante la ley, y desde la perspectiva de la comunicación, se propone un lenguaje incluyente.

Recordemos que la discapacidad no es sinónimo de enfermedad, sino que la funcionalidad de este sector es diferente, y muchas veces las limitaciones con las que se topan, proceden de las barreras que la propia sociedad les impone. Por lo que debemos evitar tanto los términos ofensivos, como aquéllos que los hacen ver como víctimas o superhéroes.

Cuando se refiera a la discapacidad de una persona es mejor decir: persona con discapacidad, persona con autismo o persona con discapacidad intelectual.

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