Cuando mi hijo Ricardo llegó a nuestras vidas tuvimos que organizarnos y afrontar en equipo todo lo posible para poder estimularlo en diferentes áreas. El ingreso a la guardería a los dos años, fue su primer contacto social y en ocasiones se mostraba muy retraído; de ahí, siguió con el jardín de niños, primaria, secundaria y bachillerato regular.
En estos dos últimos niveles fue donde enfrentó mayores dificultades a nivel social, ya que sus compañeros no lo integraban a sus equipos de trabajo y no lo invitaban a sus fiestas. Tuvo escasos amigos por la falta de habilidades sociales que se requería para interactuar con sus pares.
Una vez diagnosticado con Síndrome de Asperger a los 18 años, entendimos muchas cosas y nos enfocamos a potenciar sus habilidades y a trabajar con sus déficits. Al salir del CONALEP estuvo año y medio en casa porque no sabíamos a donde dirigirnos.
Después ingresó a CONFE AC. en donde lo capacitaron en el aspecto laboral y en el programa de autogestores para conocer sus derechos y obligaciones, alternando su asistencia a la Universidad Anáhuac, donde tuvo la oportunidad de interactuar con personas con y sin discapacidad, que le abrió otro universo social.
De ahí, pasó a iniciar su vida laboral en donde actualmente se lleva bien con sus compañeros y asiste a convivios y eventos dentro de su centro de trabajo. El redefinirla discapacidad y permitir el cambio de un modelo médico a un modelo social, es fundamental, en donde dejemos de ver a las personas con discapacidad como “enfermas” y con diagnósticos muy limitados que pronostican nulos avances, los cuales no ayudan a una verdadera inclusión e integración a la sociedad.
La familia nuclear tiene un papel fundamental en brindarle las oportunidades para que los chicos se motiven y tengan una vida con mayor participación social. Este proceso no ha sido fácil, porque se requiere de romper barreras, cambiar actitudes, enfrentarse con prejuicios, principalmente los más lacerantes, las etiquetas que se les imponen como tatuajes y donde es difícil quitarlas, desde la familia extensa, los maestros los compañeros, los médicos, los terapeutas, los empresarios, los legisladores, los medios de comunicación, en sí, amplios sectores de la sociedad.
Reflexionemos y trabajemos sobre este tema y hagamos acciones que nos lleven a hacer un círculo virtuoso a favor de las personas con discapacidad y sus familias. Fundación Inclúyeme favorece actividades a nivel social en donde ellos lo disfrutan ampliamente ayudando así a mejorar su calidad de vida y la de sus familias. El vivir de forma independiente también les permite madurar mucho, lo que les ayuda a tener una mayor seguridad al socializar, abrirse y tener temas de conversación.
Me gustaría cerrar con la siguiente frase: “Debemos encontrar la manera de que todo lo fundamental y deseable sea universalmente accesible” de Carlos Slim Helú, lo que nos recuerda que lo primordial seguirá siendo la sensibilización de todos para incluir a las personas con discapacidad en nuestra sociedad.