La experiencia que tenemos, en nuestra familia, en el tema del manejo de tecnología y redes sociales ha sido bastante buena, es una herramienta de comunicación indispensable en esta época para cualquier persona.
David es un individuo al que se le facilita el manejo de la tecnología, le gusta hacer la mayor parte de sus lecturas en internet. Empezó a navegar en la red cuando residíamos en E.U. en el 2002. En la escuela los instruían, apoyaban, guiaban, monitoreaban, etc., para saber hacer buen uso de esta herramienta. La escuela estaba en constante comunicación con los padres para que trabajáramos en conjunto explicándole a los niños, a cualquier niño “con necesidades diferentes” y “sin necesidades diferentes”, los riesgos, por ejemplo, el de “aceptar” como amigo en Facebook a una persona que no conocen; esto lo hacíamos mediante ejemplos y dinámicas familiares, ajustando controles de seguridad, etc.
Sin embargo, en este tema como en cualquier otro, nuestra familia piensa que la mejor protección es hablar del tema, explicar “pros” y “cons”, aclarar dudas y, como padres, estar constantemente platicando acerca de lo que busca, lee, comenta, etc., en las redes. Debe de ser un trabajo de equipo en donde no sólo la Institución de apoyo los guía constantemente en pláticas grupales con los psicólogos y/o facilitadores, sino también la familia (hermanos, primos, tíos, etc.) quienes al ser parte de su grupo de contactos/ amigos, pueden estar pendientes de cualquier situación extraña para atenderla de inmediato.
David tuvo un caso hace unos 10 u 11 años, él tenía unos 16 en ese entonces, una de mis sobrinas se percató que había una persona en su red de “amigos” de Facebook, escribiéndole cosas indebidas; inmediatamente mi sobrina contactó a esta persona (que nadie conocíamos), le dijo que NO debería estar escribiendo esas cosas por Facebook y la reportó directamente a la red social. En el ámbito familiar se habló del tema con David, se le explicó y se le presentaron diferentes escenarios de lo que pudo haber pasado. También se pidió a su institución de apoyo que reforzaran este tema con más pláticas en las siguientes semanas.
En mi opinión, la mejor forma de prevenir situaciones desagradables, es el constante monitoreo de lo que hacen, leen y ven, nuestros hijos, además de una comunicación ininterrumpida y clara de posibles consecuencias.