La independencia no es un tesoro que encontramos mágicamente al final de la adolescencia, es una actitud y una serie de habilidades que se construyen paso a paso. Para la mayoría de los jóvenes la independencia es algo que ellos asumen y sus padres aceptan, con o sin agrado.
Cuando un joven tiene discapacidad intelectual es la familia quien tiene que animar y estimular esa actitud de romper amarras, dependencias y empezar a tomar iniciativas, definir sus propias decisiones y solicitar los apoyos necesarios.
Esta labor se inicia en la infancia, alentándolos primero a elegir cosas simples como qué camisa se pondrán, qué llevarán de lunch, dónde prefieren guardar sus juguetes…y dejando que aprendan las consecuencias de cada decisión.
Al principio estas elecciones se dan en un campo acotado, con el tiempo las familias empiezan a comprender que como todos los jóvenes, quienes viven con discapacidad intelectual tienen derecho a asumir riesgos y que para ello deben asegurarse de saber cuándo, a quién y de qué manera pedir ayuda.
Hay cuatro aspectos que son básicos para llegar a la independencia, o mejor aún, a construir lazos de sana interdependencia. Estos elementos no se dan en secuencia sino que se cultivan juntos y sólo los separamos para entenderlos mejor.
Autoconocimiento: Tener una clara noción de su yo y de sus propias características, cualidades y limitaciones. Implica aprender a verse con objetividad, valorar las propias acciones y el reflejo que percibimos en el espejo que son los otros .
Autoestima: La valoración que hacemos de nosotros mismos sobre la base de las sensaciones y experiencias que hemos ido incorporando a lo largo de la vida. Nos sentimos capaces o incapaces, nos gustamos o no., nos queremos o no, Esta autovaloración es muy importante, dado que de ella dependen en gran parte la realización de nuestro potencial personal .
Autoregulación: Se refiere a cómo una persona puede ejercer control sobre sus propias respuestas, impulsos y emociones para perseguir metas y vivir de acuerdo con normas. Esta capacidad de autocontrol y autodisciplina da a la persona la posibilidad de lograr aquello que elige como significativo y útil para su vida.
Autodeterminación: son aquellas elecciones vitales que hacen de cada persona “el gestor esencial de su destino”, que le dan capacidad de decidir sobre aspectos fundamentales en su vida y le abren opciones para establecer sus propias metas y planes en función de lo que es importante para él o ella.
En el modelo de calidad de vida que ha adoptado Inclúyeme (Shalock y Verdugo) la autodeterminación es una dimensión fundamental, que debe ir acompañada de todos los apoyos necesarios para que el joven con discapacidad intelectual vaya ejerciendo y extendiendo su capacidad de juicio para tomar decisiones.
La clave en este aprendizaje es darle el acompañamiento que requiere para responsabilizarse y aprender de cada decisión que toma, tanto cuando acierta como cuando se equivoca.
Ese margen de autonomía que se va ampliando día con día, fortalece la autoestima, enriqueciendo los vínculos y la vida personal de cada joven.
REFERENCIAS
http://www.feaps.org/biblioteca/libros/documentos/autodeterminacion_bbpp.pdf