Impulsar la inclusión y la accesibilidad para personas con discapacidad es uno de los principales retos

“Conóceme por mis habilidades, no por mis discapacidades.”

Robert M. Hensel

Frida Kahlo (pintora), John Nash (matemático), Stephen Hawking (físico, astrofísico, cosmólogo), Nick Vujicic (actor), Andrea Bocelli (tenor, músico, escritor y productor) y Alex Zanardi (corredor de autos) son algunos de los ejemplos de personas que han dejado huella en sus respectivos campos y lo han hecho viviendo con algún tipo de discapacidad. Es claro que sus vidas han sido extraordinarias, pero no por ello son, como se dice coloquialmente, la excepción a la regla.

Existen miles de personas con discapacidad en el mundo, que esperan alcanzar sus metas, desarrollarse profesionalmente y contar con un empleo digno. Personas con talento, capacidad y aspiraciones, con mucho que aportar, si se les da la oportunidad, más propiamente dicho, si se les respetan sus derechos humanos, para vivir sin discriminación.

En México tres de cada diez personas con discapacidad tienen empleo y solo el 1% cuenta con contrato y prestaciones de ley. De la población con discapacidad, 46.5% son hombres y 53.5% son mujeres, que con frecuencia enfrentan una doble discriminación, por su discapacidad y por condición de género.

En este contexto y desde hace ya varias décadas ha habido un cambio de paradigma en la forma en que, desde el espacio de las políticas públicas se conceptualiza la discapacidad y a las personas que viven con ella. Ha dejado de ser un tema asistencial y privado, para convertirse en un asunto en el que el Estado, como garante de los derechos humanos, entre ellos, el del trabajo, ha impulsado políticas, reformas legislativas (LFT) y programas que, alineados al marco internacional de la Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con Discapacidad, buscan revertir su situación de vulnerabilidad.

Entre estos mecanismos se encuentra, por ejemplo, el Distintivo Incluyente “Gilberto Rincón Gallardo”, que reconoce a los centros de trabajo que implementan y operan políticas laborales incluyentes, igualitarias y equitativas, para las y los trabajadores con alguna discapacidad, sus familias y la sociedad en su conjunto. Hasta febrero de 2018, 2,479 centros de trabajo se han certificado, beneficiando a cerca de 739,729 personas.

Otra buena práctica que se va consolidando es la Norma NMX-R-025_SCFI-2015, en la que uno de sus requisitos aborda específicamente el tema de la accesibilidad, para favorecer el acceso de personas con discapacidad al empleo digno.

Entre las razones por las que muchas empresas no se suman a este tipo de iniciativas tiene que ver con algunos mitos sobre la pertinencia de contratar personas con discapacidad, su impacto en la productividad y los costos en materia de prestaciones y seguridad social, así como prejuicios y discriminación hacia esa población.

Otra razón es el desconocimiento sobre lo que implica la accesibilidad en los centros de trabajo; el tener que hacer modificaciones a su infraestructura o generar gastos adicionales en la compra de mobiliario, equipo o tecnologías de la información.

Para tener un panorama más amplio existen algunas herramientas útiles, como las que ofrecen la Guía de Accesibilidad de AESPLA, de la Asociación Española de Servicios de Prevención Laboral; la Norma UNE 170.001- 1/2007 Criterios DALCO; la certificación de Accesibilidad Universal de AENOR o la NMX-R-025-SCFI-2015 en igualdad laboral y no discriminación, que pueden ayudarles a conocer más al respecto y también a determinar los ajustes razonables para planificar en el mediano y largo plazo, las modificaciones que pueden hacer, sin que ello implique grandes erogaciones, en un periodo corto de tiempo.

Para las empresas con responsabilidad social corporativa es claro que favorecer la accesibilidad, es decir, que sus políticas internas, instalaciones y áreas, su mobiliario, maquinaria o equipo y tecnologías de la información, les permiten crear espacios laborales inclusivos para captar el talento, contratar y mantener a trabajadores y trabajadoras con discapacidad.

El personal con estas características puede desempeñar sus funciones sin ninguna limitante y evidentemente, mantener un elevado sentido de compromiso con su trabajo, una mayor productividad y enriquecer el capital humano de la empresa, con su talento y creatividad.

Del mismo modo, favorece una menor imagen social corporativa y que sus clientes, entre los que se encuentran personas con discapacidad y sus familias, generen una lealtad y preferencia hacia sus marcas, servicios o productos, logrando un mayor posicionamiento en el mercado.

Algunos ejemplos de éxito nos los dan las empresas como la Fundación GMP y Fundación Mapfre, que cuenta con la aplicación móvil Soy Cappaz, que promueve la vida independiente y facilita la inserción laboral de las personas con discapacidad intelectual. La App ha recibido varios reconocimientos y ya está disponible en más de 20 países.

También se encuentran Etiquetas Impresas Etipres, Pizza Hut, Taco Bell, Coopesuperación en Accesibilidad en el Espacio Físico; BAC Credomatic, Boston Scientific, Coopesuperación, Corporación Megasuper, Etiquetas Impresas Etipres, SCOSA, BAC Credomatic y el Instituto Tecnológico de Costa Rica en Productos Accesibles.

En México están, entre muchas otras, AdeA México S.A. de C.V., AT&T Cae Tid Parque Toreo, Cadena Comercial Oxxo S.A. de C.V., y Corporación en Servicios Integrales de Asesoría Profesional S.A de C.V, que cuentan con el Distintivo Incluyente “Gilberto Rincón Gallardo”.

Atene Durán es Maestra en Estudios de la Mujer, y Psicóloga Social por la Universidad Autónoma Metropolitana.

**Articulo vía el portal Expok, replicado por Fundación Inclúyeme con permiso de la autora.

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