En Inclúyeme, la calidad de vida de nuestros usuarios es el eje rector y la finalidad de nuestros programas
Nuestro propósito es lograr mantener y/o elevar el nivel de calidad de vida de cada uno de nuestros usuarios a través del desarrollo de habilidades adaptativas y brindando los apoyos necesarios para lograrlo.
Cada uno de nuestros usuarios cuenta con una evaluación de habilidades adaptativas y nivel de calidad de vida (CV), la cual nos permite identificar nivel de servicio, apoyos y necesidades (objetivos).
Como metodología de evaluación de calidad de vida hacemos uso de la “Escala Integral. Evaluación Objetiva y Subjetiva de la Calidad de Vida de la Persona con Discapacidad Intelectual” elaborada por Shalock y Verdugo (2009), los cuales, en su modelo de escala de evaluación, consideran 6 dimensiones como criterios de medición para evaluar el nivel de calidad de vida de la persona. La evaluación consiste en el llenado de dos cuestionarios; uno es respondido por una persona que conozca de manera cercana a la persona evaluada (escala Objetiva) y el segundo cuestionario lo responde la misma persona evaluada (Escala Subjetiva).
Autodeterminación Autonomía, decisiones, elecciones, metas y preferencias personales, oportunidades.
Integración social Relaciones sociales, Apoyos, Derechos (igualdad, intimidad, libertad, respeto, inclusión), relaciones sociales.
Bienestar laboral Relaciones laborales, condiciones del lugar de trabajo, desempeño laboral
Bienestar material Ingresos, ocio, condiciones de la vivienda, posesiones, educación, atención sanitaria.
Bienestar emocional y físico Satisfacción con la vida, auto concepto, salud.
Bienestar familiar Relaciones familiares, inclusión familiar, comunicación familiar.
Gracias a esta herramienta de medición hemos podido, como institución, diseñar programas individualizados dirigidos a la potenciación y desarrollo de destrezas en beneficio de la calidad de vida de nuestros usuarios.
En nuestro análisis consideramos solamente 5 dimensiones del modelo de evaluación: autodeterminación, inclusión social, bienestar material, bienestar Laboral, bienestar emocional y físico. El motivo de esta elección es el de tomar en cuenta dimensiones que puedan verse influidas por nuestro programa. Por otro lado, una de las grandes riquezas de esta escala, es que la persona evaluada es quien proporciona información respecto a cómo se visualiza en las diferentes dimensiones, lo cual nos permite hacer una relación entre el programa individualizado y los intereses de la persona.
En la evaluación realizada en el año 2014, obtuvimos resultados alentadores en cuanto a la elevación de niveles de calidad de vida, mayormente en dimensiones de autodeterminación e inclusión social.
La evaluación elaborada a inicios de 2015 refleja un aumento significativo en todas las dimensiones, detectando mayor puntuación en el bienestar material y bienestar emocional. Gracias a nuestro sistema de evaluación podemos hacer un registro y seguimiento puntual de los elementos de calidad de vida (Dimensiones) que se están viendo beneficiadas en diferentes momentos del programa, lo cual refleja que éstos han permitido que los usuarios se sientan emocionalmente fortalecidos.
Se detecta una constante necesidad de desarrollo personal, dato que nos será de gran utilidad para tomar en cuenta en los futuros programas individualizados.
Es importante aclarar que “La Escala de Calidad de vida” que hemos utilizado ha sido modificada y mejorada por los mismos autores, por lo que en este año utilizaremos el nuevo formato “Valoración integral de Calidad de vida: auto-registro y registro de otras personas” (2014) como sistema de medición, para mantenernos, como siempre, a la vanguardia.
En definitiva, utilizar herramientas de medición estandarizadas ha sido fundamental para poder evaluar, revisar y reestructurar nuestros programas. En el futuro estaremos informando sobre nuestros logros.