Tratar el tema de inclusión acompañada de la salud implica necesariamente una transformación de la sociedad; la construcción de esta nueva sociedad requiere de la participación de todos los ciudadanos, de las autoridades gubernamentales y de las instituciones sociales, incluida las educativas, desde donde se puede favorecer la equidad. Pero ante todo para concretar procesos inclusivos resulta fundamental el respeto a los derechos de las Personas con Discapacidad Intelectual (PcDI) y dentro del Espectro Autista (dEA).
Aunque en el presente, las estrategias predominantes para la atención educativa de jóvenes y adultos con discapacidad ha estado encaminada hacia la formación laboral, también existe una tendencia a sin brindar propuestas pedagógicas acordes a su franja etárea que consideren otras áreas enfocadas al desarrollo integral y autónomo de esta población, respetando sus intereses, motivaciones y necesidades, contemplando de manera relevante la importancia de la buena alimentacion, el deporte, su aseo personal y limpieza en sus hogares, aspectos fundamentales de su vida diaria.
Cuando se piensa en tener salud, se tiene como referente inmediato a la institución hospitalaria y a los profesionales de ese ámbito. Sin embargo, gozar de vitalidad involucra varios sectores y la participación de otros profesionales, por ello es importante destacar que bajo el fundamento del derecho de PcDI y dEA a la salud, se promuevan acciones que brinden a jóvenes y adultos con esta condición los elementos necesarios para mejorar su calidad de vida.
Durante este tiempo trabajando en Fundación Inclúyeme, como Facilitador de PcDI y particularmente con autismo, he sido testigo de la forma en que se han implementado programas integrales de salud que con base en las necesidades de cada persona tienen como base la correcta alimentación y la actividad física:
En cuanto a la alimentación trabajamos en que sea equilibrada, con una variedad suficiente de alimentos balanceados en las cantidades adecuadas, en función de las características de cada persona con discapacidad, en base a su peso y su estilo de vida y que garantice que se cubren los requerimientos de energía y nutrientes que sus cuerpos necesiten para mantener un buen estado de salud y bienestar. Es indispensable que los inquilinos de cada departamento aprendan a llevar su propia dieta, diferenciando los alimentos chatarra de los saludables y las cantidades necesarias en su alimentación diaria, esto les ayuda a mantener un peso adecuado y es una forma preventiva para evitar enfermedades relacionadas con el sobrepeso.
Sobre la actividad física y deporte, el programa de desarrollo de cada persona al igual que la alimentación está basada en las necesidades de cada quien, pero definitivamente que incluir la practica de algún ejercicio físico, ofrece ventajas como mejorar la circulación, disminuye la presión arterial, mejora la circulación de la sangre.
La misma práctica del deporte como recreación, por diversión y disfrutándolo con sus compañeros, en familia o bien practicándolo en instalaciones cerradas favorece el bienestar de las PcDI y dEA. En conclusión el deporte y una buena alimentación llevados a cabo en el día a día, juegan un papel muy importante ayudando a los chicos a mantenerse activos en sus labores y muy en especial a sentirse bien consigo mismos.
* Facilitador del Programa de Vida Independiente de Fundación Inclúyeme